jueves, 6 de noviembre de 2014

Breve Introducción a la fontanería

La fontanería y sus exigencias

Exigencias de Fontaneros Madrid

La fontanería no exige una habilidad manual especial y los nuevos procedimientos de empalme la han puesto al alcance de aficionados de tipo medio. En cambio, exige que se ponga un cuidado especial y que se sigan las reglas con máximo rigor. En efecto, su papel primordial consiste en realizar canalizaciones destinadas al transporte de líquidos o de gases. En este aspecto no se permite compromiso alguno: o se hace el trabajo con toda corrección sin que haya fugas o se produce la situación contraria con todas sus consecuencias.


¿Es necesario saber soldar?

Esta labor manual sólo es indispensable para trabajos muy precisos: canalizaciones de gas, canalizaciones de agua empotradas y de calefacción central, para la soldadura fuerte; empalme en plomo y tubería de cobre vista, para la soldadura blanda. Esto permite numerosas realizaciones.


¿Qué herramientas se precisan?


Las herramientas exigidas son poco numerosas, sobre todo si se emplean los racores fileteados. Pero, incluso para la fontanería con soldadura, la compra de un soplete y de una bombona de gas suponen un gasto pequeño. Las curvado-ras son más caras, pero se puede pasar sin ellas empleando los racores acodados para el cambio de dirección de las tuberías.


El material de fontanería y su utilización

Material de Fontaneros Madrid

Se debe tener en cuenta dos cosas:

1°. No contar el tiempo que emplea y utilizar al máximo las herramientas de que dispone, comprando solamente las indispensables.
2°. Utilizar la herramienta con la que se gane un tiempo precioso, aplicándola entonces a trabajos cuya economía compensa el precio pagado por ella. Así, por ejemplo, se puede cortar un tubo con una sierra de metales, pero un cortatubos permite hacer ese trabajo rápidamente, con limpieza y sin tener que recurrir al tornillo de banco.

Un aficionado se debe equipar únicamente para los calibres que él emplee. Así, en una instalación clásica no se utilizan apenas más de 2 ó 3 diámetros de tubos; por consiguiente, sólo son necesarios 2 ó 3 modelos de curva-doras, de mandriles de collarín o de aletas de aboquillar.
un cortatubos. Sustituyendo las curvas por racores curvados no precisará tampoco una curvadora. Si no le gusta la soldadura, deberá orientar sus instalaciones hacia los racores fileteados, empleando el método del collarín batido y teniendo como utillaje una abrazadera móvil, una serie de mandriles y de tupíes de ensanche.
También podrá pasar usted incluso sin collarines batidos, si emplea racores bicónicos especiales. En ese caso, será necesario utilizar tubos de cobre endurecidos. Paralelamente, usted puede orientar la forma de su equipo, realizando la instalación exterior con tubos de plástico semirígidos con racores especiales de cobre. Le bastará entonces una simple podadera. Si, para el desagüe, opta por tubos de PVC con racores para pegar, le bastará una sierra de metales.


Soldadura blanda

Consiste en unir dos metales mediante una aleación de estaño; esta operación es rápida y se hace a unos 280°.


Soldadura fuerte

Se trata de la misma operación, pero mediante una aleación de plata o de cobre a una temperatura de 700° a 800°. La soldadura blanda se emplea para las uniones capilares de canalizaciones de evacuación de aguas y de agua a presión, en canalización vista. Es indispensable para los tubos de plomo.
La soldadura fuerte es obligatoria para todas las canalizaciones empotradas, para las canalizaciones a la vista que transporten gas o estén sometidas a brutales y fuertes elevaciones de temperatura (calefacción central).


Para soldar bien es necesario:

1°. Un soplete apropiado, no en función de la temperatura que se ha de obtener, sino del caudal de la llama, que está en relación directa con el diámetro del tubo. Está definido en el cuadro siguiente:
No es necesario tener un soplete para cada diámetro. Basta con tener un soplete previsto para la mayor parte de ellos.
2°. Utilizar el método de soldadura capilar. El empleo de plomo y de su soldadura ha quedado anticuado.


Calentamiento de un racor capilar


Para realizarla, es necesario:
- Que las partes estén perfectamente ajustadas (tubos y racores se venden ya calibrados);
- Que estas mismas partes estén impregnadas de un producto llamado "decapante" para que la llama del soplete no reoxide el metal. Hay un decapante (o fundente) diferente para la soldadura blanda o fuerte;
- Que las partes que se han de soldar sean desoxidadas con tela esmerilada fina o lana metálica o "scotch brite" (muy limpio);
- Que toda la parte que se ha de soldar sea elevada a la temperatura suficiente. Para estar seguro de este extremo, se debe tener en cuenta que el tubo es el que debe hacer que se funda el material de soldadura (estaño o aleación de cobre o plata) y no la llama, la cual deberá ser apartada en el momento en que se presente la varilla del aglutinante a la base del racor;
- Que el material de soldadura sea presentado a la base del racor hasta que sea rechazado (se produce entonces un cordón de soldadura alrededor de la base del racor).

Diferentes tipos de racores

El llamado T "de derivación" para su colocación en una canalización.
Codo. Se presenta en tres formas. El codo de 90° (ángulo vivo) que ocupa poco sitio y se acomoda perfectamente en el ángulo de una pared. Este ángulo puede provocar frotes, (cfr. pág. 22); motivo por el que se emplea también el codo de 90° de curva larga. Finalmente, el codo abierto de 45° y de 33°. Los codos, en todas sus formas, evitan el empleo de la curvadora.
Manguito. Está destinado al empalme de dos tubos boca a boca y evita el empleo del alisador.
Casquillo, uno de cuyos extremos se encaja y el otro es un collarín batido. Cuando se ha decidido hacer una instalación a base de soldadura capilar, es inútil contar con más herramientas para realizar collarines batidos (reservados a los racores fileteados). El casquillo hace innecesarias tales herramientas.


Los tubos y su curvado. El tubo de cobre

Es sólido, discreto, fácil de colocar y de unir; puede ser utilizado para todas las instalaciones.
Se presenta en forma rígida (endurecido) para las conducciones lineales y el empleo de racores bicónicos; en forma maleable (recocido) para las conducciones sinuosas, el empleo de curvadoras y del método de collarín batido. Es de advertir que los tubos de cobre recocido, vendidos en rollos de varios metros, suprimen los empalmes con codos y con manguitos, y por tanto todos los riesgos de fuga.
El curvado de los tubos se resuelve empleando racores acodados. Pero si usted desea curvar un tubo de cobre recocido, debe saber que el aprendizaje necesario para obtener un curvado a base de arena es largo. Más vale emplear curvadoras, sabiendo que una instalación clásica parcial se reduce a dos diámetros como máximo. Nada impide entonces curvar con ayuda de racores, en los diámetros diferentes para los que no disponga usted de curvadora.


Los tubos y su curvado. El tubo de PVC

Se emplea para los tubos de vaciado y de desagüe; es muy ligero, inalterable, barato, fácil de trabajar y con un poder de deslizamiento superior (admite pocas incrustaciones). No se puede curvar: así
pues, se emplea con racores que se encajan. De ese modo, se puede montar o desmontar varias veces una canalización en el lugar de trabajo. Una vez que está determinada definitivamente la disposición de los tubos, estos racores se sueldan pegándolos sencillamente.


Los tubos y su curvado. Los tubos de plástico semirígidos

Son sumamente fáciles de manipular, suficientemente flexibles para ser curvados a 90° con radios de 10 a 15 cm; sólo precisan como herramienta una llave inglesa para los racores y un cuchillo (o una podadera) para cortarlos. No se pudren, son inoxidables, prácticamente insensibles al hielo y se venden en rollos de varias decenas de metros; por eso son las canalizaciones ideales para las conducciones de agua a presión en el exterior, vistas o subterráneas.
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