Según el tipo de junta empleada.
Los racores con juntas comprimidas llamadas "juntas americanas", utilizados especialmente para el empalme de la tubería con aparatos sanitarios, sólo exigen como herramienta un cortatubos. La junta de caucho sintético está comprimida entre dos tuercas y hace que el racor se adhiera al tubo.
El sistema de junta bicónica del tipo Neofix permite el empleo de todos los racores estándar fileteados, utilizados para los collarines batidos. No obstante, la maleabilidad de estos racores no permite su empleo en canalizaciones que hayan de sufrir fuertes cambios de temperatura. Más seguros son los racores que emplean los collarines batidos, si bien estos últimos precisan una abrazadera móvil para mantener el tubo, un tupí para ensancharlo y un mandril calibrado para formar el collarín.
Una instalación con racores fileteados que no necesitan ninguna soldadura se puede montar o desmontar de acuerdo con las necesidades (transformación o prueba durante la ejecución). Además, una instalación forma un todo y, una vez soldada, sucede que constituye una verdadera carcasa que debe encajar perfectamente en el camino que debe seguir y en sus puntos de fijación. Una instalación equipada con racores fileteados puede ser montada fraccionadamente y desmontada después, en caso de que la colocación de la fracción siguiente plantee problemas. Finalmente, un racor mal montado que tenga fuga puede ser siempre rectificado o apretado con suma facilidad.
Principales Inconvenientes:
Estos racores son más onerosos que los de soldadura, más embarazosos y más visibles. No se pueden empotrar ni se pueden emplear para la conducción de gas o para canalizaciones de calefacción central a base de cobre. Los racores de juntas comprimidas o bicónicos sólo pueden ser empleados con tubos de cobre endurecidos (rígidos). Aquí se ve más que nunca la necesidad de optar por un método, atendiendo al tipo general de la instalación y de las herramientas de que se dispone.
